David, en la Residencia La Pineda, de Terrassa.
(20 de agosto 2020)
En primer lugar, un beso y fuerte abrazo virtual desde la distancia David, con motivo de tu 43 aniversario, que por primera vez no podemos celebrar en tu compañía a causa del coronavirus, que tanto sufrimiento y angustia está incidiendo en nuestras vidas.
Dentro de unos días se cumplirán seis meses -- medio año -- que el sábado, dia 7 de marzo, de regreso a la Residencia La Pineda, después de haber pasado una agradable jornada en el domicilio familiar de la Garriga, como todos los sábados y fiestas señaladas del año, nos despedimos con un beso en cada mejilla y un abrazo y nos emplazamos, como de costumbre hasta el próximo sábado. Pero ya no ha habido próximo sábado desde entonces. Al decretarse el estado de alarma, de forma repentina e inesperada, por la aparición del Covid-19,nos confinó a todos en nuestros respectivos domicilios, y asi, al igual que todos los usuarios y usuarias de los servicios asistenciales de la Residencia La Pineda, permaneces para protegerte, en lo posible del contagio del temible virus, y así va transcurriendo el tiempo, con unas perspectivas de futuro que no son precisamente favorables para mejorar la situación en general, y en consecuencia no hay nada, absolutamente nada, que ocupe en mi vida más espacio que la ausencia de no poder disfrutar los sábados de cada semana de tu compañía en el domicilio familiar. Y esta prolongada ausencia genera tanta tristeza, angustia, opresión y sufrimiento dentro de mi, que siento como se está agrietando y debilitando esta frágil línea que separa la razón de la locura.
Las lágrimas son palabras que deben de ser escritas, y tal vez por este motivo cuando lloramos, es porque nuestros labios no pueden expresar los nobles sentimientos de tener el corazón destrozado.
Suelo pasar largas horas del día intentando por todos los medios a mi alcance, superar este estado anímico que me invade, y considero que con el tiempo transcurrido debiera de haberlo superado. Pero no es así. Es más, todavía me sigue atormentando con más fuerza y con mayor intensidad.
RECONOCIMIENTO
Hay un momento en el día, que experimento una cierta alegría, un paréntesis a tanto sufrimiento. Es cuando contacto telefónicamente con la Residencia La Pineda, de Terrassa, acogiéndome al ofrecimiento de que podemos contactar con ellos tantas veces como podamos desear. Pregunto si existe alguna novedad, y hasta el día de hoy, la respuesta siempre es la misma. Están todos muy bien. Ningún contagiado.
Consecuentemente, sería injusto por mi parte poner fin a estas líneas sin antes reconocer la meritoria y eficaz labor que, desde el primer momento han desarrollado, con decidida voluntad y profesionalidad, la gran familia que componen la amplia gama de trabajadores y trabajadoras de la Residencia La Pineda, consiguiendo que las personas que asisten estén libres de contagio.
Los padres y tutores sabemos que podemos llamar telefónicamente siempre que tengamos necesidad de ello, para recibir las informaciones que podamos precisar, al tiempo que nos envían, con frecuencia, fotografías y vídeos de nuestros hijos e hijas.
Son detalles que mucho agradecemos, atendido que en definitiva suponen momentos de alegría y satisfacción de los que tan faltos estamos de ello, debido a esta prolongada y necesaria confinación para protegerles del temible Covid-19.