Suele decirse que, en ocasiones, en las mayores dificultades, suelen aparecer las mejores soluciones. Y un buen ejemplo de ello sucedió, hace ahora ciento veintitrés años, a consecuencia del fallecimiento de José Manuel Fernández Vallejo Flaquer, de 24 años de edad, por epilepsia, hijo del Marqués de Vallejo, el 18 de abril de 1878.
Durante años, padre e hijo recorrieron todos los hospitales y sanatorios de Europa en busca de un establecimiento para el tratamiento que pudiera aliviar aquella enfermedad, sin poderlo conseguir.
Destrozado y abatido por la muerte de su hijo, Diego Fernández, Marqués de Vallejo, tomó la decisión de destinar una importante cantidad de su fortuna a la que sería primera institución en España dedicada exclusivamente al tratamiento de la epilepsia. Para ello compró una finca, denominada " Las Piqueñas", en un paraje de paz y de tranquilidad situada en Carabanchel, en las afueras de Madrid.
Para la puesta en marcha, funcionamiento y gestión de aquel nuevo establecimiento, el Marqués de Vallejo decidió ofrecerlo a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que en aquellas fechas acaban de fundar, en Ciempozuelos (Madrid), un hospital psiquiátrico para varones, para la asistencia y tratamiento de las enfermedades mentales, contactando para ello con el Superior de la Orden en España aquellos momentos, Padre Benito Menni.
Entre ambos iniciaron la puesta en marcha de la nueva obra, en que, las personas con epilepsia, una enfermedad sin tratamiento en aquellos momentos, pudieran ser atendidas y asistidas, de especial maneras aquellas de las procedencias sociales más desfavorecidas.
En los fundamentos de la nueva institución, el Marqués de Vallejó dijo que, el número de enfermos pensionistas sería el que permitiera la capacidad del establecimiento, sin perjuicio de los enfermos pobres, que es a quienes principalmente se dedicaría.
De este modo, el 20 de junio de 1899 se inauguraba, gracias a los cinco millones de pesetas reunidas por el Marqués de Vallejo, un centro que contaba con nueve pabellones de 60 metros de largo por 12 metros de ancho, con capacidad para lbergar, cada uno de ellos, de 36 a 40 personas enfermas.
En aquel caluroso día de junio del que se cumplen ahora ciento veintitrés años, ingresaba el primer paciente, Enrique Vázquez, de 16 años de edad, que venía padeciendo epilepsia desde hacía varios años.
Actualmente la Fundación Instituto San José dispone de 246 camas de hospitalización en las áreas de neurología, geriatría, cuidados paliativos, convalecencia y rehabilitación, y daño cerebral irreversible. Dispone también de 50 plazas en su Centro de Día, para personas con discapacidades graves, tanto intelectuales como físicas, ofreciendo al mismo tiempo rehabilitación física, logopedia, dislexia y psicomotricidad, gabinete de neurofisiología y consultas externas.
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