lunes, 21 de noviembre de 2011

UN HOMBRE MURIÓ ABRAZADO A SU HIJO DE TRES AÑOS, CON AUTISMO, AL PRECIPITARSE EL VEHÍCULO QUE CONDUCÍA A UN POZO DE CINCO METROS DE PROFUNDIDAD.

Estado en que quedó el vehículo siniestrado, volcado sobre su lado izquierdo, en el fondo del pozo de 5 metros de profundidad. Los bomberos tuvieron que abrir el techo del vehículo para sacar el cuerpo sin vida del hombre y a su hijo, que presentaba solamente un corte en la cabeza.


"¡Qué muerte más hermosa, al lado de la persona que más se ama !" --dijo el sacerdote en el acto del entierro de Ginés Expósito, de 41 años de edad, que falleció tras larga agonía después de que el vehículo que conducía se precipitara al fondo de un pozo de cinco metros de profundidad junto a la carretera A-3129, en una pedanía de Córdoba (España). Cuando fue rescatado, veinte horas después del accidente, los bomberos hallaron su cuerpo abrazado a su hijo de tres años de edad, con autismo, y que presentaba solamente un corte en la cabeza.

Según noticias que he ido recopilando de diferentes medios de comunicación social, el viernes 10 de noviembre pasado, los bomberos del Parque de Baena localizaron, en el fondo de un pozo de cinco metros de profundidad situado junto a la carretera A-3129, que une Castro del Río con la pedanía de Llanos del Espinar (Córdoba), un automóvil en cuyo interior permanecía un niño de tres años, en vida, abrazado a su padre ya fallecido.

Las primeras investigaciones apuntan a que, tras el accidente ocurrido en la tarde -noche del día anterior, este padre, muy malherido, todavía tuvo fuerzas para proteger con su cuerpo al pequeño, que viajaba en los asientos traseros del vehículo, y que solamente se le apreciaba una herida en la frente.

Ginés había recogido a su hijo del Centro de Educación Especial María Montessori, de Castro del Río cuando, por causas que por el momento se desconocen, perdió el control del vehículo que conducía al tomar una curva cerrada, con tan mala fortuna que se precipitó en el fondo del pozo allí existente junto a la cuneta de la carretera.

La situación debió de ser ciertamente dramática, atendido que brutal impacto provocó gravísimas heridas al conductor, mientras que su hijo sufrió solamente un corte en la frente, todo ello a cinco metros de profundidad y sin posibilidad de ser advertido el accidente. Sin embargo este padre tuvo fuerzas todavía para intentar proteger la vida de su hijo. Lo abrazó para darle calor, cariño y consuelo y así permaneció varias horas, hasta que las fuerzas le abandonaron y falleció a consecuencia de sus lesiones.

María Teresa, su esposa y madre del pequeño, había presentado una denuncia por desaparición de ambos, consciente de que algo muy grave les había ocurrido al carecer de noticias de ellos. Las primeras búsquedas no tuvieron resultados positivos, puesto que el pozo donde permanecían no es visible desde la carretera , y que entre la carretera y el pozo junto a la cuneta, no existía ningún guardarraíl ni elemento que pudiera indicar que hubiera podido producirse un accidente. Y no fue hasta el día siguiente, por la mañana, cuando un agricultor que trabajaba en aquella zona se percató de la existencia de un vehículo en el fondo del pozo y dió la voz de alarma.

Dadas las características del lugar, los bomberos que accedieron al lugar donde se hallaba el vehículo, tardaron poco más de una hora en extraer de su interior el cadáver del hombre protegiendo a su hijo, que estaba conmocionado por la larga situación que había vivido, aunque sin ser consciente de la tragedia.

El niño fue trasladado inmediatamente al Centro de Salud de Castro del Río, y de allí lo remitieron al Hospital Reina Sofía, de Córdoba, ingresando en la Unidad de Observación. Un portavoz del centro sanitario precisó que el niño había llegado conciente al hospital, añadiendo que evolucionaba favorablemente y que tendrían que hacerle un seguimiento por la zona en la que resultó herido.

UN PADRE QUE VIVÍA SÓLO PARA SU HIJO AUTISTA

Según se ha podido saber (1), Ginés Expósito el hombre fallecido, había dejado su puesto de trabajo en la localidad donde residía la familia, para mudarse de domicilio a Castro del Río, cerca del Colegio de Educación Especial María Montessori donde estaba escolarizado su hijo afectado de autismo. Y allí dejó también su empleo para dedicarse única y exclusivamente al niño, atendido que, según aseguran algunos de sus familiares, la madre había manifestado que se sentía "poco capacitada para atenderlo sola".

Los pocos recursos que tenía los dedicaba a su hijo. Por esta circunstancia, José y Angustias, padres jubilados de Ginés, tuvieron dificultades para costear el sepelio y traslado del cadáver a Montoro, y para darle sepultura tuvieron que hacerlo en un nincho ofrecido por un familiar.

Todos coinciden en destacar el carácter trabajador de Ginés, su generosidad y su entrega que, por sorpresa familiar, lo dejó absolutamente todo para atender a su hijo autista. Dicen que no hablaba mucho, pero que tampoco le era necesario para comunicarse con su hijo. "Era como su madre, le daba de comer, lo bañaba, lo llevaba al médico" -- explicó una sobrina.

(1) "Quadern del diumenge/El Periódico", Diumenge, 20 de novembre de 2011. Pàgina 9

No hay comentarios:

Publicar un comentario