En el transcurso de los cinco siglos de historia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, ha quedado evidenciada la importancia de la dedicación de los llamados " Hermanos limosneros", que recorrían pueblos, ciudades, empresas y domicilios particulares, pidiendo limosnas para atender a las personas enfermas y pobres más necesitadas.
San Juan de Dios fue el primer limosnero, que además de proporcionarle los medios necesarios para el sostenimiento de su hospital, le permitió entrar en contacto con todas aquellas personas con quienes establecía una relación de afecto y de confianza.
Le siguieron después unos Hermanos que desarrollaron el llamado " apostolado de la limosna", atendido que había que atender a los hospitales que iban proliferando en los primeros tiempos de la Orden, en que eran muchísimas las personas enfermas y pobres que acudían a estos lugares de misericordia para ser atendidas por los Hermanos de San Juan de Dios, que se veían con la necesidad de salir de sus conventos - hospitales para dedicar parte de su tiempo a pedir limosna por el amor de Dios de casa en casa, de calle en calle, de pueblo en pueblo, hiciese frío o calor, en medio de torrenciales lluvias o fuertes nevadas por caminos llenos de barro o polvorientos.
La limosna es el pago y albergue de la hipocresía humana, dar unas migas para limpiar tu consiencia, no debería existir la limosna, sino la solidaridad de quien gobierna, si bien hubieron recaudadores en todas las épocas, para con los impuestos engrandecer las riquezas de reyes y mantener los ejércitos que los protejiera, si no hubieran existido y solo hubieran habido gobernantes que administraran los bienes del pueblo para el pueblo, San Juan de Dios, no hubiera tenido que rogar ayudas, se las habrian dado por justicia para su causa. No a las limosnas, repartamos bien los impuestos que paga el pueblo para que todos tengan lo que necesitan.
ResponderEliminar