domingo, 12 de noviembre de 2017

" DIOS PROVEERÁ" , UNA CONVICCIÓN DEL PADRE BENITO MENNI HECHA FRECUENTEMENTE REALIDAD.


Grupo de niños inválidos del Asilo - Hospital de Les Corts,  en las primeras décadas del siglo XX.

Muchas fueron siempre las dificultades económicas que tuvo que afrontar el Asilo - Hospital de San Juan de Dios, de Barcelona,  sostenido únicamente  por las limosnas y los donativos recibidos de personas caritativas y benefactores.

En los momentos más críticos, cuando todo parecía indicar  que no era posible comprar los alimentos básicos para los niños asilados, el Padre Benito Menni siempre tenía la más absoluta seguridad de que la situación se resolvería de la mejor manera posible, convencido, como así solía ocurrir, de que "Dios proveerá".

Cuando falta ya prácticamente un mes para conmemorarse el 150 aniversario de la primera Casa de la Restauración de la Orden de San Juan de Dios, en España, he considerado conveniente recoger el contenido de un artículo, publicado en catalán,  en un medio referido a las instituciones de San Juan de Dios, que versa precisamente sobre estas situaciones, y que transcribo traducido al español.

" DE CÓMO LLUEVEN LOS FAVORES.

No todas las lluvias son de agua... al menos así puede decirlo el Asilo  San Juan de Dios, que encontrándose en momentos críticos, económicamente hablando, ha tenido la suerte de vencer las dificultades, solucionando los problemas más acuciantes como por arte de encanto..

Dígase milagro, don del Cielo, pura casualidad o como se quiera. Citaremos algunos hechos que prueban que, por encima de la vida normal de la Casa, se cierne una especie de protección sobrenatural.

El Padre Luciando del Pozo, cronista de la Orden, afirma haber sido testigo de tres casos, ciertamente curiosos, que se sucedieron  durante las obras de construcción del Asilo. Cuando el Padre Nicolás de Arrilucea (1886) era prior interino de la Casa, se presentó un día, un dependiente de una casa comercial de Barcelona, con la finalidad de cobrar una letra  de quinientas pesestas. El Superior, con gran sentimiento, le dijo que no tenían  fondos para hacerla efectiva, y el dependiente le respondió  que no  había otra alternativa que llevar el asunto a los tribunales, atendido que hacía tiempo que la respuesta era negativa. El Prior le contestó que se hacía perfecto cargo de la razón que asistía a la casa y que, por lo tanto, hiciera lo que le pareciera. Habían transcurrido sólo unos minutos que el dependiente había salido del Asilo, cuando se presentó un señor pidiendo por el Prior de la Casa, para hacerle entrega de la cantidad de 1.000 pesetas, con las cuales, no es necesario decirlo, se pagó la letra e incluso sobró para otras obras.

Otro día, cuenta el mismo cronista, entró un hombre por la puerta del huerto, casualmente abierta, puesto que siempre estaba cerrada, y con fuertes gritos  pedía por el Superior y por donde se entraba al Asilo.  Libró 5.000 pesetas de donativo, porque, mandatario que era de un testamento, había recibido diez mil duros, para distribuir a su criterio entre diez casas de beneficencia. Fue un auténtico milagro que este hombre acertara por la puerta del huerto, y que la encontrara abierta, pues la de la entrada al Asilo estaba cerrada durante las obras, y además, era muy pequeña. El pobre hombre efectuó  distintas vueltas a la isla que formaba la finca, hasta descubrir la del huerto, y según manfiestó más tarde, estuvo a punto de irse y entregar aquel donativo a otro lugar que resultara más  asequible.

Cuando se determinó levantar la nueva iglesia, era muy pequeña la cantidad disponible,  habiéndose de suspender las obras por falta de elementos. A los seis días de la suspendión, se presentó  visitar la Casa el señor don Ricard Roca i Molina, acompañado de su esposa  doña Anna Illa i su hijito Joan de Déu. Visitaron detenidamente todas las dependencias, y al llegar a la capilla preguntaron el motivo  de no finalizar las obras. Explicada la causa, ordenaron continuar las obras a su nombre y, además, destinaron la cantidad de cuarenta mil duros para seguir otras edificaciones que fueran necesarias.

Si a estos hechos se les quiere llamar milagros o casualidades, es cosa que de momento no interesa tanto como los buenos resultados que dieron, ni como la repetición de semejantes hechos, siempre deseada... (1)

PROCEDENCIA: 

(1) "Les Institucions Hospitalàries de St. Joan de Déu a Catalunya" . Album dedicat a L'Asil Hospital de Sant Joan de Déu, de Barcelona i als Sanatoris de Calafell i Manresa. Publicat amb autorització de l'Orde Hospitalària. Barcelona. 1935



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