domingo, 2 de diciembre de 2018

EN EL TRANSCURSO DE LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA, LOS INCENDIARIOS DESISTIERON DE QUEMAR EL HOSPITAL DE SAN JUAN DE DIOS, DE LES CORTS, AL CONSTATAR QUE UNA VEINTENA DE HERMANOS HOSPITALARIOS ASISTÍAN A UNOS DOSCIENTOS NIÑOS ENFERMOS. (28 DE JULIO DE 1909)

 El Asilo -  Hospital de San Juan de Dios, en Les Corts. (Barcelona)
 Hermanos de la Orden de San Juan de Dios, asistiendo a los niños hospitalizados.

Vista parcial de los niños asistidos encamados tomando el sol en las terrazas del establecimiento.

En el transcurso de la semana comprendida entre el 25 de julio y el 1 de agosto del año 1909, la ciudad de Barcelona vivió unos hechos de extrema  conflictividad que se conocen por Semana Trágica.

Los acontecimientos se iniciaron  a raiz de unos incidentes con Marruecos, cerca de Melilla, promovidos por los intereses mineros del Rif, el 9 de julio de aquel año, y que motivó el envío de tropas desde la península. La decisión del Ministro de Guerra, del gobierno de Antonio Maura, general Linares, de decretar la movilización de 40.000 reservistes, todos ellos obreros, y en su mayoría catalanes, casi todos casados y con hijos, fue el detonante.

Consecuentemente, el día 26 de julio se iniciaba una huelga general, y en el intento de paralizar la circulación de los tranvías ya se originaron los primeros enfrentamientos, que acabarían degenerando en una multitudinaria revuelta que afectó a toda la ciudad. Aquel mismo día, el Capitán General, De Diego, declaraba el estado de guerra, y el Gobernador Civil, Angel Ossorio y Gallardo, disconforme, presentaba su dimisión irrevocable. Las reiteradas protestas e incidentes de los próximos días, provocarían la quema de conventos, iglesias e instituciones religiosas, al tiempo que se libraran violentos enfrentamientos con el ejército.

El martes, día 27 de julio, empezaban a arder los primeros conventos, se levantaban barricadas y se iniciaban las luchas en las calles.

Existe una amplia y extensa bibliografía que recoge los incidentes vividos en la ciudad de Barcelona durante aquella semana de ingrato recuerdo, que incluso ha sido llevada al cine, con la película en su versión original "La ciutat cremada" (La ciudad quemada). 

Una de las fuentes más fiables recoge que fueron destruídos unos ochenta edificios religiosos -- la mitad de los existentes en la ciudad de Barcelona -- y que entre los religiosos, fueron muertos tres sacerdotes. (1) En algunos conventos se profanaron tumbas, se desenterraron  los cadáveres de religiosas de clausura, que fueron expuestos al público en un horrible espectáculo de anticlericalismo, no faltaron insensatos que protagonizaron macabras escenas callejeras, bailando con las momias desenterradas de las monjas.

EL ASILO - HOSPITAL DE SAN JUAN DE DIOS, SE SALVÓ DE LAS LLAMAS Y DE LA DESTRUCCIÓN.

En la barriada residencial barcelonesa de Les Corts, los incendiarios prendieron fuego y destruyeron una escuela católica y un convento de clausura. Era el miércoles, día 28 de julio, cuando alrededor de las veinte horas, un numeroso grupo de incendiarios se habían congregado ante el asilo - hospital de San Juan de Dios. El Superior de los Hermanos Hospitalarios, fray Lorenzo González abrió las puertas del establecimiento y, dirigiéndose al grupo de exaltados que, impacientes aguardaban la orden de prender fuego, les dijo: " Ayudadnos a sacar fuera a estos niños inocentes y luego haced lo que queráis con el edificio".(2) Seguidamente, hombres y mujeres entraron en el interior del establecimiento y se percataron de la existencia de unos doscientos niños enfermos e incurables, que estaban al cuidado de una veintena de Hermanos Hospitalarios de la Orden de San Juan de Dios. Se hizo el silencio, y no hubo voces desidentes cuando los cabecillas de aquel grupo dieron orden de dejar intacto el edificio. El Superior intentó entonces convencerles de que no incendiaran  el vecino convento de la Orden de Clausura de las Carmelitas Descalzas, para evitar que el fuego pudiera propagarse al hospital. No podemos hacer esto -- le respondieron -- "s'ha de cremar " (se ha de quemar), y su primera acción, dentro del vacío convento, fue profanar las tumbas, sacar los cadáveres a la calle y arrojarlos luego a los pozos, contaminando el agua durante semanas. Y fue precisamente, este mismo grupo quien regresó después de colocar banderas de la Cruz Roja en el tejado del Hospital de San Juan de Dios. Este excepcional proceder se convirtió en causa célebre, puesto que, durante el resto de la semana les llevaron pollos, gallinas y conejos que muy probablemente  habían robado de otros establecimientos religiosos antes de ser incendiados, para que nada de comida les faltara a los niños.

A los Hermanos se les ordenó que tuvieran permanentemente las puertas abiertas, y recibieron una continuada corriente de visitantes de todas las clases sociales, que acudían para ver a los niños allí asistidos, y todos ellos se marchaban, visiblemente impresionados por lo que habían visto. El Padre Andrés Ayúcar, en el ejercicio del cargo de Provincial de la Orden de San Juan de Dios, que ostentaba en aquellos momentos, redactó una carta en la que dió amplia publicidad, y en la que destacaba: "Todos están bien, aunque alrededor todo quemaba, gracias a los pobres niños... que a todo el mundo inspiran compasión".(3).

Imagino que estas noticias, cuando llegaron en conocimiento del Padre Benito Menni debieron de llenarle de natural satisfacción. Una suerte muy diversa corrió la Iglesia del establecimiento de los Misioneros del Sagrado Corazón, en el edifico  que el Padre Menni abrió la primera Casa de la Restauración de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en España, en la esquina de las calles de Muntaner y Rosselló, el Asilo - Hospital para niños escrofulosos y raquíticos pobres, que fue el primer hospital infantil de España y Tercero de Europa, y que años más tarde, con motivo de trasladarse a Les Corts, vendió a los Padres Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús de Issoudun. (4)

(1) Gran Enciclopedia Catalana. Volumen 13. Gran Enciclopedia Catalana. Barcelona, 1979.
(2) De la entrevista al Superior, fray Lorenzo González, publicada en Las Noticias, de Barcelona. Edición del día 7 de agosto de 1909.
(3) Carta publicada en El País, de Madrid. Edición del día 8 de agosto de 1909.
(4) El martes, 27 de julio, cuando los incendiarios llegaron al edificio, alrededor de las 22 horas y 30 munitos, los misioneros ya habían abandonado el establecimiento. En hora y media prendieron fuego al Colegio San Miguel, la iglesia del Sagrado Corazón y la residencia de los religiosos misioneros. 

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