EN EL 58 ANIVERSARIO DE LA TRÁGICA RIADA DE LA COMARCA DEL VALLËS OCCIDENTAL, QUE SE CALCULA QUE MÁS DE 800 PERSONAS PERDIERON LA VIDA , ADEMÁS DE NUMEROSOS DESAPARECIDOS.

 El 25 de septiembre de 1962 la predicción meteorológica de "La Vanguardia" era de la continuación del " régimen de inestabilidad meteorológica en toda la península, con chubascos o tormentas distribuidos irregularmente", y se informaba que continuaría " el cielo encapotado", después de una jornada de lluvias en el norte o centro peninsular.

Sin embargo estas previsiones no se ajustaron en su totalidad a la realidad. A media tarde, mientras que en Barcelona se confiaba que las nubes no aguarían la Festa Major de la Mercè y el IV Festival de la Canción del Mediterráneo, empezó a llover con intensidad en Sabadell, Terrassa y Rubí. El escaso caudal del río Ripoll -- afluente del Besós -- a su paso por Sabadell, empezó a crecer entre los 4 y los 6 metros de altura para pasar a arrasar con todo lo que encontraba en su trayecto. Sus ciudadanos consideraron que no iría a más y algunos de ellos marcharon a dormir a sus domicilios, pero con la llegada de la noche y los cortes de energía eléctrica, se convirtieron en aliados mortales de la catástrofe.

Partiendo de la base de que, a partir de los años cincuenta del siglo pasado, la ciudad de Terrassa vio aumentada su población con la llegada de mano de obra para sus fábricas, especialmente del sector textil, hasta el punto de pasar  entre los años 1955 a 1975 de 44.000  a 160.000 habitantes. Sin embargo, las condiciones laborales eran muy precarias. Estaban mal pagados y no disponían de servicios ni de escuelas.

Estas personas empezaron a instalarse en terrenos situados a escasos metros de las márgenes de la riera de Les Arenes, vendidos por especuladores sin escrúpulos, y ahí está el origen de la tragedia, atendido que si estos desaprensivos vendían estas tierras era porque desde el Ayuntamiento se lo permitían, resultando que un conjunto de edificaciones, en ocasiones muy frágiles, que eran construidas por los mismos vecinos a la salida de su trabajo en las fábricas, fueron fácilmente arrasadas por la fuerza de las aguas pluviales que llegaron a los 200 -225 litros por metro cuadrado, mientras que su potencia alcanzó los 1750 metros cúbicos por segundo, llevándose por delante todo lo que encontraban a su paso aparte de las viviendas. También vidas humanas, fábricas, etc. No había luz ni teléfono, y solamente las campanas de las iglesias  pudieron alertar de la tragedia que se avecinaba, aunque no pudieron llegar siempre a tiempo.

Se calcula en más de ochocientas las personas que perdieron la vida en toda la comarca del Vallès Occidental, siendo Terrassa y Rubí los municipios más afectados, con funestos protagonismos para la riera de Les Arenes, de Terrassa y la Riera de Rubí.

En Terrassa se cifraron en 327 las víctimas mortales, pero muy posiblemente fueron muchos más. En Rubí el número de fallecidos superó los 250, y en menor medida afectó a Sabadell, donde al salirse de su cauce el río Ripoll se cobró 32 vidas humanas, registrándose asimismo numerosos desaparecidos.

Uno de los supervivientes, recuerda que en los primeros momento se organizaron  como pudieron, provistos de cuerdas, sobre unos terrenos que estaban totalmente a oscuras, sin luz, y al entrar en una casa que estaba a punto de ser destruida por las aguas, encontraron a una pareja de ancianos ya fallecidos y abrazados en su cama. Recuerda también que meses después de la riada, los soldados del Ejército que acudieron a ayudarles, seguían encontrando cadáveres entre los lodazales. "Aquello fue muy duro, una tragedia que, como siempre, tocó a los mismos, a los débiles" afirmó.