lunes, 25 de marzo de 2019

UN HERMANO DE SAN JUAN DE DIOS MANIFESTÓ EXPERIMENTAR LA VERDADERA FRATERNIDAD DURANTE SU ESTANCIA EN DINÁN (FRANCIA), ENTRE LAS HERMANAS HOSPITALARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

La Casa de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, en Dinán (Francia), donde falleció el Padre Benito Menni.


Hojeando publicaciones que vieron luz hace tres décadas, he localizado la reproducción de una carta que, un Hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, fray José María Pérez, dirigió a las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús en su primer centenario: 1881 - 1981.

Sin proponérselo, aquel religioso hospitalario rompió, en aquel momento, una de las muchas lanzas que ya se han roto, en el intento de conseguir que esta aproximación, entre Hermanas y Hermanos resulte cada día más cierta. La Historia está ahí, inamovible. Lo que ocurrió, aconteció y punto, y como muy bien dice el refrán "Agua pasada, no mueve molino". Ha llovido y mucho desde la lejanía de aquellos tiempos, y soplan ahora aires nuevos, renovados, que han de posibilitar trabajar e intercambiar experiencias en el marco de unas relaciones fluidas y estables. Quien mejor se beneficia de ello, es la persona enferma que sufre, bien sea asistida en las instituciones de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, bien sea asistida  en las instituciones de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Son una misma familia. Una familia unida por un mismo carisma, que se aceptan y se respetan mútuamente, precisamente porque ambas persiguen idénticas finalidades, derivadas de las enseñanzas que en su día les prodigó el mismo maestro: el Padre Benito Menni.

Sin más preámbulos, transcribo a continuación el texto de aquella carta:

"Dios, que en la historia de la salvación ha hecho surgiesen almas que con un determinado carisma cumpliesen una misión en su Iglesia, se fijó en el padre Benito Menni, fiel reflejo del espíritu de nuestro padre san Juan de Dios, para fundar la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, para que el carisma hospitalario, fiel reflejo del amor de Dios hacia los hombres, llegase a las "enfermas", complementando así, la obra que nuestro padre inició cuatro siglos antes, en la ciudad de Granada asistiendo a los enfermos.

Desde el 24 de abril de 1914 que, en Dinán, Francia, dejó de latir el corazón de este fiel hijo de San Juan de Dios ( P.Menni) incomprendido por sus mismos hermanos (designios de Dios), han transcurrido 66 años. Este corazón que latió siempre con el amor a Dios, sigue latiendo en la actualidad en todas y cada una de las hermanas hospitalarias que él fundara. Esto lo pude constatar  durante los seis días que pasé en Dinán, conviviendo con las cuatro hermanas que formaban parte de aquella comunidad, entregadas de lleno al servicio de los más necesitados ( profundos, deficientes mentales), como queriendo hacer visible el espíritu de su fundador, allí donde Dios le hizo pasar esa noche oscura, reservada para los que se entregan a su amor incondicionalmente.

Créanme, me impresionó sobremanera esa perfecta armonía entre vosotras, hoy en día tan poco frecuente, pese a hablarse más que nunca de diálogo y convivencia fraterna. A muchos les he dicho más de una vez, que ahí en Dinán  he podido experimentar la verdadera fraternidad, durante mi estancia entre vosotras. Es ejemplar para muchas de nuestras comunidades, el que unas hijas del Padre Menni, superando esas barreras de perjuicios habidos entre hermanos y hermanas ( padre vuestro y restaurador nuestro) vivan en esa convivencia evangélica, tal como vivían los primeros cristianos, sufriendo en propia carne los problemas y contrariedades del prójimo, tal como vosotras habéis sentido la problemática de los hermanos de la comunidad de Dinán, que ante las autoridades locales ( de sentir anticlerical) con vuestra amabilidad y carisma hospitalario, habéis sabido aglutinar a los hermanos con el personal de servicio, conflictivo cien por cien.

Pido y hago votos a Dios, por medio de nuestro santo padre Juan de Dios y del padre Menni, para que el ejemplo de esa "mini" pero óptima comunidad, se haga extensivo, tanto en vosotras como en nuestra comunidades, en estos tiempos en que la unión de cuantos trabajamos por un "Padre común" (Dios), es más necesario que nunca.

Con grandes deseos de que pronto llegue el día en que podamos venerar el padre Benito Menni en los altares, os recuerda.

                                                    J. Mª P."

PROCEDENCIA:

"INFORMACIÓN Y NOTICIAS". Hermanos de San Juan de Dios. Número 67. Enero - Febrero de 1981. Página 18.

                                                           

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