viernes, 1 de marzo de 2019

LA URNA DE PLATA, CON LOS RESTOS DE SAN JUAN DE DIOS, VOLVIERON A GRANADA DESPUÉS DE RECORRER VARIAS CIUDADES DE ESPAÑA Y PORTUGAL. (12 DE OCTUBRE DE 1950)

El arzobispo de Granada , Balbino Santos Olivera, junto a las reliquias de San Juan de Dios. La arqueta no se abría desde el año 1923. ( octubre de 1950 ).

Iniciando el mes de marzo, pongo mi mirada en la festividad de San Juan de Dios, el próximo día 8, y "para calentar motores", como vulgarmente acostumbra a decirse, me referiré a un acontecimiento registrado hace nada menos que 69 años, en ocasión de la llegada a Granada el 12 de octubre de 1950 de las reliquias de San Juan de Dios, después de recorrer varias ciudades españolas y portuguesas.

Aquel día, la ciudad de Granada vistió sus mejores galas en ocasión de aquel acto. Miles de personas salieron a la calle mientras las campanas de las iglesias repicaban alegremente y se iluminaban las torres y la fachada de la catedral.

Frente a la estación de Andaluces se instaló una tribuna  para que las autoridades civiles y religiosas de España y de Portugal esperaran la llegada de las reliquias de San Juan de Dios, que instalados en una carroza antigua recorrieron las principales calles de la ciudad hasta llegar a la catedral.

Resultó sumamente emocionante  los niños enfermos de la Clínica San Rafael que acompañaron a las reliquias desde Santa Fe, acostados en las camitas que se habían colocado en camiones para seguir el desfile. 

En noviembre, de aquel mismo año, el arzobispo de Granada abrió la arqueta de plata que contenía las reliquias del santo, para comprobar su estado después de su trayectoria en tierras españolas y portuguesas. En su interior había una pequeña urna de plata  que no se había abierto desde el año 1923, y tres actas. Las dos primeras, el 13 de octubre de 1862, en la que constaba la entrega de dos reliquias a San Antonio María Claret para la reina Isabel II y el Papa Pío IX, y la tercera restante, en que figuraba la apertura de la urna en el año 1923. Antes de guardar nuevamente las reliquias, se cortó un trocito de hueso para ser colocado en el sepulcro del altar mayor de la catedral granadina, y otro trocito para confeccionar relicarios para diversas Casas de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. 

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