domingo, 28 de noviembre de 2010

"HE JUGADO CON LOBOS", UN LIBRO DE GABRIEL JANER MANILA

Confieso que me impactó conocer la historia de Marcos, que Gerardo Olivares ha llevado a la pantalla (Ver mi anterior post: "El niño salvaje que vivió con lobos en Sierra Morena, en un film de Gerardo olivares" (http://vendrellcampmany.blogspot.com/2010/11/el-nino-salvaje-que-vivio-con-lobos-en.html) , y que ahora completo reproduciendo un artículo de Gabriel Janer Morilla, autor del libro "He jugado con lobos".
"Conocí a Marcos hace más de 30 años. Él habia llegado a Mallorca para trabajar en las cocinas y bares de la incipiente indusria hotelera y tenía 29 años. La historia que Marcos explicaba era muy triste, pero también bonita. La madre había fallecido y había vivido con su padre y la madrastra en una cabaña de carboneros. El padre lo vendió y lo abandonaron en un valle para que cuidara un rebaño de cabras. Allí lo acogió un viejo cabrero que le enseño como sería su trabajo. Un día desapareció. Lo que ocurrió después es un ejemplo de superviviencia. Marcos vivió solo en el valle, y cumplió con el trabajo de cuidar las cabras sin otro contacto humano que el de unos hombres que, muy de vez en cuando, iban a buscar las crías, convivió con los animales salvajes, que consideró sus amigos, su familia. En su supervivencia hubo una implicación muy especial con los lobos, con los cuales convivió y jugó como si fueran otros niños. Porque fue capaz de jugar con los lobos sabemos que funcionó su capacidad de representación, de imaginar un mundo que construía a su medida mientras jugaba. Para interpretar la relación de Marcos con los animales salvajes tendríamos que recorrer a los expertos en psicología conductista y a los estudiosos de la conducta animal. Marcos daba leche a una culebra que iba frecuentemente a su lado. Tal vez la serpiente y los lobos eran sus mejores amigos, y llegó a creer que la serpiente le salvó en diversas ocasiones la vida al indicarle que debía de masticar y de beber. Las aves le llevaban comida para que él la rompiera en pedazos para sus crías, los lobos aceptaban que jugara con sus lobeznos, una ardilla no se movía de su lado, ayudó a una cabra a parir, se alimentó de frutos silvestres, de leche, de la carne de los ciervos y de los conejos que había aprendido a cazar, de alguna rana que había oído cantar debajo de una piedra, de los peces que pescaba en el río...
Cuando tenía 19 años lo sacaron del bosque. Fue un hecho traumático, lo cazaron como a un animal. Lo sacaron del bosque, pero el bosque no ha salido de él todavía". (1)
(1) Dominical. Suplemento de "El Periódico de Catalunya". Domingo, 28 de noviembre de 2010. Edición catalana.

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