El 26 de mayo de 1828 -- lunes de Pentecostés -- apareció, repentinamente, en la Puerta Nueva de Nüremberg, (Alemania), un joven al que pronto se le conoció como "el muchacho venido de ninguna parte". Era portador de dos cartas, en las que explicaba su posible origen y mencionaba su nacimiento, situándolo en el 30 de abril de 1812. La primera de las cartas tenía por destinatario al Capitán de Caballería del 4º Escuadrón, 6º Regimiento de Caballería Ligera, Friedrich von Wessenig, mientras que la segunda parecía ser de su madre, por figurar unos datos que relacionaban al muchacho con un soldado de aquel Regimiento, y que, según la carta, era su padre. Pedían ambas cartas que lo convirtieran en soldado de caballería, como su padre, y que si no deseaban educarlo como soldado, que lo matasen.
Tras la lectura de estas cartas se llamó al capitán, y en la espera ya se constató rápidamente la inadpatación a la sociedad de kaspar. Intentó coger la llama de una vela y le resultaba del todo desconocida la comida cocinada. Era capaz de permanecer largas horas sentado e inmóvil, mostrando sus preferencias por los espacios invadidos por la oscuridad, así como otros comportamientos muy propios de las consecuencias del aislamiento que había sufrido. Cuando llegó el capitán, Kaspar pronunció una frase que llevaba memorizada. "Quiero ser soldado como mi padre". El capitán se desentendió de la situación y entregó al muchacho a la Policía Local.
Su educación corrió a cargo de la ciudad de Nüremberg, que lo aceptó por motivos humanitarios y por la lástima que les daba aquel enigmático joven. Y no resultó nada fácil, porque apenas sabía hablar, a excepción de las pocas frases que sabía de memoria y el nombre de algunas cosas básicas, al tiempo que mostraba mucho recelo al contacto físico.
Más adelante, cuando aprendió a comunicarse mejor, contó su historia, explicando que había vivido en un pequeño espacio cerrado -- un zulo -- donde apenas había visto la luz, y que había sido alimentado con pan y agua. Lo cuidaba un hombre, que le proveía de este alimento y lo mantuvo siempre aislado de la sociedad, por lo que se le concepctuaba como un niño salvaje. Después de varios años de cuidados mínimos en estas lamentables condiciones, fue liberado, no sin antes haberle enseñado a escribir su nombre.
El Dr. Preu, Médico Oficial del Tribunal Civil de Nüremberg le hizo varios reconocimientos y llegó a la conclusión de que las afirmaciones de Kaspar eran del todo ciertas, y que efectivamente, permaneció durante años en un lugar donde no accedía la luz del sol.
Parece ser que tras este enigmático caso, que ha sido llevado al pantalla por varios directores cinematográficos, se esconde alguna trama relacionada con las altas esferas bávaras sobre herencias y derechos de sucesión, que encontraban en Kaspar Hauser a una persona no deseable por los oscuros intereses que les movían, al tiempo que evidenciaron una falta de compasión total hacia el pobre muchacho, al obligarlo a vivir privado de su propia identidad y aislado totalmente de la sociedad. Esta posible conspiración, le acompañaría toda su vida, al ser objeto de dos intentos de asesinato que resultaron fallidos, pero no en el tercer intento. Murió asesinado en Ansbach (Alemania), el 17 de diciembre de 1833, a los 21 años de edad.
Se especuló con que su origen fuese noble, posiblemente hijo de Estefanía Beauharnais y del Gran Duque Carlos de Baden, y que fue abandonado por uno de los hombres de confianza del Duque, en el bosque y posteriormente confiado en una mazmorra de palacio. Una hipótesis más reciente lo sitúan como hijo ilegítimo de Napoléon y Estefanía Beauharnais, y que tras la estrepitosa derrota de las tropas de Naopléon en Rusia, un hijo ilegítimo supondría un serio inconveniente tanto por el propio Napoleón como por Estefanía Beauharnais.
Es lo que pasaba en aquellos tiempos. Sin ir más lejos, ¿cuántas personas pasaron toda su vida en el psiquiátrico de Sant Boi por intereses de herencias familiares?.
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