El río Ebro a su paso por Zaragoza, junto a la basílica de Nuestra Señora del Pilar, según un grabado antiguo.
A lo largo de la historia se han venido repitiendo -- desde tiempos remotos hasta fechas muy recientes -- desgraciados episodios en que, por circunstancias diversas, han perdido la vida personas con enfermedad mental o con discapacidad psíquica, cuyo origen ha sido precisamente su manera de proceder o su distorsionada actuación en determinadas circunstancias, a causa de la patología que padecen.
Uno de estos lamentables casos acontecieron en las proximidades de la ciudad de Zaragoza en los primeros días del año 1883, cuando un hombre, con enfermedad mental que al parecer se había fugado del manicomio de la capital aragonesa, no respondió -- por no oirlo, o por su incapacidad de entenderlo -- la orden de ¡ alto a la Guardia Civil !, fue abatidos a tiros por la benemérita. La prensa de la época lo recogió en estos términos:
"El hombre que ha pocos días fué muerto cerca de Zaragoza por la Guardia Civil, por echar à correr à la voz de ¡ alto !, ha resultado ser un demente que se había fugado del manicomio de aquella ciudad" (1)
(1) "La Vanguardia" Martes, 10 de julio de 1883, página 12.
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