jueves, 11 de enero de 2018

" INFLUENCIA DE SAN JUAN DE DIOS Y DE SU ORDEN, EN EL PROGRESO DE LA MEDICINA Y LA CIRUGÍA". POR EL DR. J. ÁLVAREZ SIERRA ( MADRID, 1950)

Portada del libro.

Hacía varios años que intentaba hacerme con un ejemplar de este interesante  libro que, debido a su antigüedad, se encontraba descatalogado y consecuentemente muy difícil de conseguir. Sin embargo, con el inicio de este nuevo año, los Magos de Oriente han puesto, sorprendentemente, un ejemplar  en mis manos, que después de proceder a su  detenida lectura, ha pasado a enriquecer, mi fondo documental.

Su autor, el Dr. José Álvarez Sierra, (1) consiguió que este interesante trabajo resultara premiado en el Certamen Literario del IV Centenario de San Juan de Dios. (Madrid, 1950).

Según explica su autor en sus primeras páginas " coincidieron  la vida de San Juan de Dios, la fundación del Hospital de Granada y la aprobación por Pío V  de la Comunidad que lleva su nombre, con los tiempos en que se verificaba la gran transformación de la Medicina universal, sacándola de los empirismos medievales para incorporarla al movimiento renacentista de las Ciencias y de las Letras. La Medicina, al igual que las Artes, debía romper con el pasado las fuertes ligaduras que le imponían  desenvolverse ampliamente, para entregarse luego al noble afán de pensar y juzgar, reemplazando  el escolasticismo teorizante por el razonamiento lógico aplicado a todas las ramas del sabeer.

La Medicina llegaba al siglo XVI en un estado de verdadero atraso; el ejercicio profesional era libre, pero los médicos codiciaban  los contratos  con príncipes y municipios, despreciando la asistencia a los pobres. Los charlatanes y embaucadores, a veces confundidos con los médicos, les hacían la competencia. Entre éstos los había bachilleres, licenciados y doctores, pero todos ellos --  como dice un sabio profesor de la Universidad de Granada, el Dr. Escribano --,  fuera el que fuese el grado que alcanzaran, coincidían  con el supremo desdén  que mostraban hacia la Cirugía y los cirujanos. En aquella época, puede decirse que la Cirugía no existía como ciencia y apenas existía  como arte, careciendo como carecía de una enseñanza organizada.

Este deplorable estado de la Cirugía en España era reconocido y lamentado por las personas que se preocupaban por la enseñanza de la Medicina y así, por ejemplo, unos años después, el Dr. don Diego Velasco llegó a decir que los cirujanos eran hombres empíricos y groseros, sin capacidad ni talento, sin crianza ni instrucción. Como consecuencia lógica, la asistencia de los casos de efectos externos se hacía en lamentables condiciones y como abundaban las úlceras, fístulas, heridas infectadas, tumores, etc., procesos que requerían  curas meticulosas y detenidas, se resentían  de la falta de asistencia, arrastrando los enfermos, de modo repugnante , sus lacras y supuraciones. Impresionado San Juan de Dios por estas lamentables situaciones, una de las primeras caridades suyas fué ir recogiendo  estos desgraciados para llevarlos al Hospital y asistirlos como en conciencia necesitaban, procurándoles a la vez los consejos de la caridad cristiana. Sus discípulos  se adiestraron  en las técnicas quirúrgicas corrientes, buscaron la cooperación y el consejo  de los mejores facultativos, adquiriendo una práctica que rápidamente les acreditó y popularizó en todas las clases sociales.

Otra cuestión de orden médico en que la influencia de San Juan de Dios fue decisiva, es en la higiene de los hospitales. Estos establecimientos se encontraban completamente abandonados; constituían verdaderos antros donde se hacinaban  los enfermos en almacenamientos inmundos. La ventilación, la limpieza, los problemas de evaciación  de inmundicias, no se resolvían sanitariamente; en las salas, con una atmósfera pestilencial, había que entrar  afrontando la desgradabilísima  sensación  de sus malos olores. No había camas, ni colchones, ni jergones, y en montones de paja se revolcaban los desgraciados a quienes la pobreza, más que la enfermedad, les había arrojado  a tan tristes lugares. Decíamos la pobreza más que la enfermedad, pues los enfermos huían de los hospitales, y sólo acudían  a ellos en casos de extrama necesidad.

Todo ello lo reformaron  San Juan de Dios y su Orden, dando a las casas que sucesivamente fundaban el confort necesario de locales amplios, lechos individuales, grandes vantanales, prácticas constantes de rigurosa limpieza, asistencia médico-quirúrgica competente.

Antes de San Juan de Dios, salvo raras excepciones, los hospitales eran un baldón de miseria e ignominia; derrotados y sin recursos se convertían en asilos de heridos con supuraciones, pobres famélicos y hampones miserables, que no tenían asistencia facultativa, que se alimentaban  con escasez inconcebible y que dormían sobre el anto suelo. Después, los por él fundados y los que pretendieron imitarle, tuvieron el carácter de verdaderos templos de la Caridad y de la Ciencia".

(1) Dr. José Álvarez Sierra. (Madrid, 1888 - Madrid, 1980).
En los primeros meses del año 1907 conoció personalmente al Padre Benito Menni, con el que estableció una estrecha amistad.
Es autor de "El Padre Menni y su obra".
Decano de los médicos de los Hermanos de San Juan de Dios.
Miembro fundador de la Asociación Española de Historia de la Medicina y de la Sociedad Internacional.
Presidente de Honor de la Asociación de Médicos Escritores.
Vicepresidente de la Sociedad Española de Higiene.
Laureado por la Real Academia de Medicina. De la Junta de Gobierno de la Sociedad Española de Higiene; de la Sociedad de Pediatría.
Médico director del Hospital Asilo de San Rafael, de Madrid.
Pediatra de la Lucha Antituberculosa del Estado.
 
 
 

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