Entrada principal del manicomio de "La Castañeda"
El Porfiriato significó grandes cambios para la sociedad mexicana. Todos los esfuerzos tenían, como única finalidad, el progreso. Sin embargo, no todos los proyectos tuvieron los resultados positivos por los que se habían creado, y en la mayoría de las ocasiones eran abandonados después de su inauguración, con la existencia de una deficiente administración.
Uno de los ejemplos más importantes de esta negligencia y abandono, fue el manicomio general "La Castañeda", que en sus inicios fue todo un símbolo progresista, pero poco a poco acabó convirtiéndose en lo que terminó, como " Palacio de la Locura", como se le llegó a denominar.
El presidente Porfirio Díaz, y representantes de la alta sociedad mexicana, asistiendo al acto inaugural del manicomio "La Castañeda", el día 1 de septiembre de 1910.
Se inauguró el día 1 de septiembre de 1910, formando parte de los festejos por el Centenario de la Independencia Mexicana, asistiendo al acto inaugural el presidente Porfirio Díaz y una amplia representación de la alta sociedad mexicana.
Algunas imágenes de personas con enfermedad mental asistidos en el manicomio de "La Castañeda".
Según la historiadora Cristina Sacristán, "La Castañeda" fue "un mal sueño para la psiquiatría mexicana, por el deficiente cuidado que recibían los asilados, la negligencia médica que sufrían, las terribles condiciones sanitarias e incluso por resultar víctimas de torturas".
"La Castañeda" estaba diseñada para albergar un máximo de mil quinientos pacientes, y sin embargo tenía acogidos a más del doble , atendidos por un pésimo servicio médico.
En los primeros años sólo se admitían enfermos con avanzadas enfermedades mentales, como la esquizofrenia, pero con el paso del tiempo empezaron a recluir también a reos de las cárceles, prostitutas, epilépticos, sifilíticos, alcohólicos e incluso a indígenas, con el pretexto de que era inadaptados sociales.
El caos originado en su interior generó crímenes, robos y violaciones, al tiempo que el maltrato que recibían los pacientes era extremo, sometidos a usos excesivos de electroshocks hasta quedar completamente inconscientes.
Cuando consideraban que un paciente tenía un comportamiento inadecuado, lo bañaban con agua helada, e incluso los encerraban durante días en celdas oscuras, húmedas y plagadas de ratas.
El presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó la demolición de "La Castañeda" el 29 de junio de 1968, para que este manicomio no causara alboroto en las olimpiadas que se celebraban en México aquel año, y la mayoría de los pacientes fueron trasladados a otros centros sanitarios de la República Mexicana.
Y a partir del 29 de junio de 1968, la fachada del manicomio "La Castañeda", fue trasladada, piedra por piedra, al municipio de Amecameca, en una de las propiedades de Arturo Quintana, como puede apreciarse en la imagen.
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