Niños asilados en el Hospital de San Juan de Dios, de Barcelona, dispuestos a subir al autocar que los traladaría al Sanatorio Marítimo de San Juan de Dios, en Calafell (Tarragona),para disfrutar de una tanda de colonias veraniegas. (Foto procedente del libro "Les institucions hospitalàries de Sant Joan de Déu a Catalunya". Barcelona, setembre 1935).
Los niños del Asilo - Hospital de San Juan de Dios, de Barcelona, asistían en los meses de verano, distribuídos en dos tandas, al Sanatorio Marítimo que la misma Orden de San Juan de Dios tenía en Calafell (Tarragona), a primera línea de mar.
El periódico barcelonés "La Vanguardia" publicó, en agosto de 1934, un precioso e interesante artículo referido a este evento, que reproduzco a continuación.
"Anteayer por la mañana salió para el Sanatorio marítimo que el Asilo Hospital de San Juan de Dios de esta capital tiene en Calafell, la segunda tanda o colonia compuesta de 60 niños que van a disfrutar durante el presente mes de agosto del ambiente fresco, playa encantadora y aire puro del mar. En el mismo autobús de ida, regresaron los niños que en los primeros días del mes próximo pasado salieron del mismo Asilo Hospital con el fin de pasar en dicho Sanatorio su temporada mensual veraniega.
Grande es la satisfacción y alegría que experimentan esas pobres criaturas desheredadas de la fortuna, al encontrar en aquel magnífico palacio de la Caridad, toda clase de comodidades y regalos que los Hermanos de San Juan de Dios, celosos y caritativos dirigentes de aquel establecimiento, les proporcionan con incansable solicitud, contribuyendo de esta manera a que lleven con mucho consuelo no sólo la escasez de recursos que originariamente habrían de padecer, sino también enfermedades y dolencias que han de sufrir.
Todos los que visitan aquella colonia, aquella mansión de plácido bienestar, quedan admirados al ver el orden que allí reina y lo bien empleadas que están las limosnas que los dichos Hermanos reciben de sus bienhechores para ese fin.
Todos los que de algún modo contribuyen a sostener esta benéfica Institución que los religiosos de San Juan de Dios sostienen y sirven con tanto celo y abnegación, pueden estar satisfechos y orgullosos de cooperar a una de las obras más grandes de bienestar social y de que con su óbolo generoso ayudan eficazmente a la regeneración total de estos pobrecitos; los cuales gracias al desprendimiento de esas almas generosas podrán volver a la sociedad reeducados en el cuerpo y consolados e iluminados en el espíritu" (1)
(1) "La Vanguardia", domingo 5 de agosto de 1934. Página 16
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