Como suele ocurrir todos los años por estas fechas, en los prolegómenos del DIA INTERNACIONAL DE CONCIENCIACIÓN DEL AUTISMO, que se conmemora el día 2 de abril, los medios de comunicación social dedican espacios diversos ofreciendo informaciones referidas al Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Ante el aluvión de noticias aparecidas, considero conveniente reproducir, íntegramente, una aportación de Webconsultas (Tu centro médico on line), de fecha 28 de marzo de 2017.
"Uno de los mejores regalos que puede recibir un niño con autismo seguramente sea recibir clases de natación desde bien temprano. Al menos así lo pone sobre la mesa un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Columbia en Nueva York, que afirma que los menores con Trastorno del Espectro Autista (TEA) presentan más probalidades de fallecer por asfixia, sofoco o ahogamiento. Concretamente presentan un riesgo 160 mayor de morir por ahogamiento respecto a otros menores.
Según explica el investigador principal del trabajo, Guohua Li, muchos niños con autismo sienten una gran atracción por las grandes masas de agua, ya que la serenidad de esta les ayuda a calmar su ansiedad provocada por su falta de comunicación y sus mermadas habilidades sociales. Algo que en muchas ocasiones puede acabar en una desgracia.
Para realizar este estudio, que ha sido publicado en la revista American Journal of Public Heath, los investigadores analizaron un total de 32 millones de muertes que habían sido registradas por el Sistema Nacional de Estadística Vital de Estados Unidos durante los años 1999 y 2014. De todas ellas, seleccionaron 1367 casos que pertenecían a personas disgnosticadas de TEA, en los que 1043 eran del sexo masculino y 324 del sexo femenino. Lo que observaron fue, no solamente que los pacientes con autismo tenían mayor riesgo de morir por lesiones (como ahogamientos, por ejemplo), sino que la cifra anual de fallecimientos documentados en personas con esta enfermedad había aumentado siete veces durante los últimos años.
Lo más alarmante que descubrieron durante la investigación es que los pacientes con trastornos del espectro autista suelen morir antes que el resto de la población. Concretamente presentan una edad media de defunción de 36 años frente a los 72 de la población sin autismo. Y hasta un 28% de las muertes están atribuidas a lesiones, como las provocadas por ahogamiento. Cuatro de diez murieron en el hogar o en instituciones residenciales. Motivo principal por el que el investigador Li reivindica la necesidad que tiene este colectivo de ir a clases de natación, desde bien temprano, nada más ser diagnosticados -- por lo general entre los 2 y 3 años de edad -- " Antes incluso que a cualquier terapia conductual o del habla, por ejemplo", concluye rotundamente"
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