Guardias de Asalto parapetados tras unos caballos muertos durante su enfrentamiento con los sublevados, en la calle de la Diputació, de Barcelona, en los primeros tiempos de la Guerra Civil española. (Foto: Agustí Centelles)
A pesar de que la Guerra Civil española estallara el 18 de julio de 1936, el conflicto armado no interrumpió los trabajos de la Conferencia Psiquiátrica de Catalunya a tenor de lo publicado en el periódico barcelonés "La Vanguardia" a finales del mes de diciembre de aquel trágico año.
"LA CONFERENCIA PSIQUIÁTRICA CATALANA
Se hallan muy adelantados los trabajos de la Conferencia Psiquiátrica de Cataluña, que en la Consejería de Sanidad vienen celebrándose, y en la cual representantes de todos los organismos y entidades psiquiátricas de Cataluña han elaborado un vasto proyecto de reorganización de la asistencia al enfermo mental en Cataluña, que muy pronto podrá hecerse público y plasmarse en una serie de eficaces realizaciones, en las cuales figuran innovaciones revolucionarias en el orden de la higiene mental y de la psiquiatría de guerra" (1)
A pesar del seguimiento efectuando, no me ha sido posible conseguir posteriores noticias de este ilusionante y ambicioso proyecto, posiblemente abortado por las dificultades dimanantes de un territorio inmerso en una encarnizada lucha fraticida que se prolongaría hasta el 1º de abril de 1939, y que supuso el desmantelamiento de la prestigiosa red psiquiátrica catalana. De muestra un botón, citaré el caso del Dr. Emili Mira i López, primer catedrático de Psiquiatría de España; Director - Médico del Manicomio de Señoras de San Baudilio de Llobregat, que en el momento de estallar la Guerra Civil española se encontraba en Suiza, presidiendo el Congreso Europeo de Psicología, y regresando apresuradamente a Sant Boi de Llobregat donde consiguió del President de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys, un salvoconducto que permitió a todas las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús del Manicomio de Señoras de San Baudilio de Llobregat, poder llegar, vestidas de seglar, sin dificultades a Barcelona para embarcar rumbo a Italia, y seguidamente ponerse a disposición de la Generalitat de Catalunya, que lo nombró Jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército Republicano. Al finalizar la Guerra tuvo que exiliarse durante unos meses en Francia y posteriormente a Argentina. En consecuencia, la Psiquiatría Catalana se vió privada de una de las figuras más relevantes de todos los tiempos.
(1) "La Vanguardia" Domingo, 27 de diciembre de 1936. Página 4
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