El próximo jueves, 8 de marzo, se celebra la festividad de San Juan de Dios, patrón de los enfermos, enfermeros, enfermeras, hospitales, bomberos y co-patrón de la ciudad de Granada.
Su nombre de pila era Joao Cidade Duarte ( Juan Ciudad, en español). Nació en Montemor-o-Novo el 8 de marzo de 1495 y falleció en Granada, el 8 de marzo de 1550. Procedía de una familia muy humilde. Su madre murió cuando él era todavía muy joven, y su padre falleció como religioso en un convento. En su primer empleo fue pastor, siendo muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija del patrón para quedar como heredero de aquellas posesiones, pero declinó el ofrecimiento porque prefería dedicarse a labores más espirituales. Estuvo de soldado a las órdenes de Carlos V, y las batallas y la vida militar lo hicieron fuerte, resistente y sufrido.
Al salir del ejército, decidió entregarse a la vida apostólica, vendiendo estampas y libros religiosos en las calles. Más tarde llegó a Granada y conoció a Juan de Ávila (San Juan de Ávila) y decidió dedicarse de lleno a los más necesitados. Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería y empezó a deambular por la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos sus pecados y, como que la gente lo creyó loco empezaron a atacarle, tirándole piedras y golpeándole. Lo llevaron al manicomio, donde fue objeto de fuertes palizas y, en lugar de quejarse, llamaba la atención de los loqueros por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos.
Cuando salió del manicomio, fundó un hospital para la asistencia de enfermos pobres, que sostenía con las limosnas que obtenía de las buenas gentes que le ayudaban, pero siempre agobiado por las muchas dificultades económicas, tantas que, a veces no se atrevía a salir a la calle a causa de las muchísimas deudas que tenía. Más tarde se le unieron algunos compañeros, deseosos de compartir su misma misión de servir también a los más pobres y necesitados.
Viajó a Castilla con la finalidad de recaudar dinero para la construcción de un nuevo hospital, y protagonizó algunos hechos notables, como fue su activa participación en el desalojo de enfermos en el transcurso del incendio que se declaró en el Hospital Real de Granada, en julio de 1549.
Una pulmonía, a causa de haberse arrojado al río Genil para salvar a un muchacho que se estaba ahogando, debilitó su precaria salud hasta producirle la muerte.
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